RESUMEN:
Los productores familiares buscan diversificar su producción para mejorar sus ingresos, introduciendo pequeños rumiantes en sus cultivos. Estos animales se alimentan de las pasturas entre los cultivos, limpiando y fertilizando con sus deposiciones. Sin embargo, su hábito de ramoneo puede dañar los cultivos, lo que genera frustración en los productores y dificulta su uso.
Se reconoce cada vez más que los sistemas pecuarios sostenibles deben cuidar el medio ambiente, mantener a los animales sanos y con buen bienestar, promover el crecimiento económico y lograr la equidad social. La interconexión entre el bienestar animal, el bienestar humano y el medio ambiente permite alcanzar sistemas agropecuarios sostenibles y amigables con el entorno.
Ante la necesidad de incrementar los ingresos de los productores y la imposibilidad de integrar pequeños rumiantes en sus predios, se desarrolló el bozal KI®. Este dispositivo de plástico resistente permite a los animales pastar en los cultivos sin dañarlos y beneficiarse de sus deposiciones para fertilizar el suelo, eliminando la necesidad de fertilizantes externos. Además, los ovinos y caprino ayudan a controlar las malezas sin dañar los cultivos.
El bozal KI® está fabricado con plástico de alta resistencia y tiene una vida útil de al menos 3 años. Promueve la producción natural y orgánica, reduciendo costos y maximizando las ganancias. Aunque los ensayos a nivel doméstico han demostrado un excelente desempeño del bozal KI® en ovinos de algunas razas, es necesario realizar más ensayos en animales para validar su bienestar y su aplicación en la producción frutícola.
I) Introducción
La producción frutícola se desarrolla en sistemas de filas, con una distancia entre ellas, que, dependiendo del tipo de producción, varían de 2 metros en el caso de vides a 12 metros en el caso de nueces. En todos los casos y maneras de trabajar, las hierbas crecen en las entre filas y debajo de los frutales. Para hacer un control de malezas y tratar de combatirlas, se usan distintos tipos de herbicidas y herramientas mecánicas, las cuales en todos los casos tienen asociados altos costos de mano de obra e insumos. Esto lleva a una dependencia de insumos externos al predio, que en años de buenos precios de la producción se puede asumir su costo, pero los problemas aparecen cuando no se puede colocar esa fruta o su precio es muy bajo. Además de esto, este sistema degrada el terreno y lleva a la mala conservación y pérdida de las propiedades químicas y físicas del suelo.
Por otra parte, la cría de ovinos en sistemas de ganadería extensiva presenta varios desafíos, las inclemencias del clima y los costos de la tierra ya sea para comprar o arrendar. Los animales sufren la falta de pasturas, la elevada temperatura y la falta de abrigo para guarecerse del tiempo entre otros. Para atender estas dificultades, los productores deben recurrir al uso de raciones, fardos y otro tipo de paliativos para evitar la pérdida de animales, además deben construir galpones o aleros para guardarlos en caso de mal clima.
Desde fines del siglo XIX se han desarrollado diversas alternativas que hagan posible la integración de la ganadería en los cultivos frutales (US172468), sin embargo, por diversas razones no se ha llegado a una solución efectiva.
A modo de ejemplo, se han realizado pruebas con cloruro de litio, mallas eléctricas, “ovejo móvil” y diversos tipos de mascarillas, siendo el registro más antiguo en ovinos de 1906 (US836413)
Figura 1: evolución histórica de las patentes de invención de bozales desde 1876 al 1907
Todas estas alternativas han resultado incompletas y poco efectivas. En el caso del uso de químicos, por el impacto negativo en los ovinos y la poca duración del efecto. Las mallas eléctricas si bien son de utilidad en cultivos de hoja caduca, su uso no es efectivo una vez entrada la época de brote ya que los animales comen los brotes de los frutales causando grandes daños y pérdida en la producción, además significa un costo elevado en mano de obra para su uso ya que hay que colocar y sacar la malla todo el tiempo. Los antecedentes en bozales han resultado poco efectivos dado que su diseño no evitaba que los ovinos lo pudieran desplazar lateralmente, además del excesivo peso y el daño que por su diseño y materiales generaba en los animales.
II) La solución propuesta – Bozales KI
El sistema desarrollado consta de un arnés de fijación y una mascarilla plástica.
Figura 2: Ilustración de la mascarilla y su arnés de fijación.
El arnés cuenta con 4 puntos de regulación que permiten adaptarlo a las más diversas morfologías de cada raza y tamaño. Así mismo, está diseñado con una estructura de anclajes laterales y posteriores, pensados para minimizar los movimientos una vez colocado y compensar los esfuerzos reduciendo la presión sobre el animal. En las zonas de mayor sensibilidad, se colocaron almohadillas pensadas para disminuir el rozamiento y presión sobre la piel del animal. Para el ajuste se seleccionaron enganches metálicos de presión, los cuales están pensados para aumentar el bloqueo frente a tirones y otros esfuerzos.
La mascarilla está fabricada en un material plástico especialmente seleccionado para contemplar los esfuerzos de torsión y compresión a los que es sometida la pieza durante el uso normal (HDEP) . Por otra parte, cuenta con un diseño de rejilla y nervaduras frontales que limitan las posibilidades de enganches y la introducción accidental de ramas y otros objetos qué pudieran llegar a lesionar a los ovinos.
Si bien la mascarilla se desarrolló buscando ser lo más liviana posible, por la morfología de algunas razas es factible que se necesite incrementar el desbalance frontal, por lo cual se dejó previsto en el diseño la posibilidad de colocar contrapesos. Los animales pueden realizar sus funciones y necesidades básicas y diarias con el bozal colocado, esto quiere decir que pueden beber agua de manera normal y comer pasto o alimentarse con ración, de la misma forma que lo harían sin el dispositivo colocado. Lo que la mascarilla evita es que los animales puedan comer para arriba, ya que cuando quieren realizar esta acción, el bozal se lo impide al bloquear su hocico.
III) Resultados de las validaciones
Antes de la fabricación, desarrollamos varias etapas de prueba. Primero a nivel de análisis de resistencia, utilizando simulaciones en el software Inventor de Autodesk y luego con prototipos impresos en FDM utilizando materiales con las propiedades físicas necesarias, como es el PETG. Estas pruebas nos permitieron identificar aspectos a mejorar, como la necesidad de incluir un sistema de fusible para enganches accidentales, rediseñar el arnés para eliminar puntos de ajuste innecesarios, incrementar las zonas acolchadas, aumentar la protección contra enganches accidentales, entre otros.
Finalizada estas validaciones, se procedió al pasaje a la etapa de construcción de los herramentales necesarios para la fabricación de las piezas en los materiales definitivos. Con la primera serie de 300 unidades, realizamos pruebas en cultivos de Citrus, Viña, Peras, Manzanas y Guayabos entre otros.
Figura 3: Ovinos pastoreando en la entrelínea de viñas
Esta puesta a prueba en diversas condiciones y con mayor volumen nos permitió obtener datos fundamentales para realizar los ajustes de diseños y llegar a la versión definitiva. Al momento el sistema se encuentra en plena etapa de comercialización, con más de 1.000 equipos instalados y excelentes resultados.
IV) Resultados de uso del sistema
En las pruebas realizadas y llevadas adelante por diferentes productores, los resultados han sido más que satisfactorios. En dichas pruebas y dependiendo del tipo de producción y los recursos con los cuales cuentan los productores, es que fuimos adaptando el uso de los bozales Ki. En este sentido hay productores que apostaron a que el ovino sea una fuente de ingresos importante en el predio y otros a tenerlo como algo extra.
Los productores que ya contaban con ovinos pero no podían colocarlos en los frutales por los daños que los mismos causaban, adoptaron el uso del bozal de manera rápida y con cantidades de animales que van de 100 en adelante. En estos casos los productores ya sabían manejar los ovinos y tenían las herramientas para hacer un buen manejo de los mismos, y en muchos casos haciendo un pastoreo racional. Estos productores pudieron aumentar el área de pastoreo con la cual contaban, ya que de esta manera pasaron a usar las zonas de fruticultura que hasta el momento no podían usar. La idea es que la majada de los mismos crezca, ya que venderían los corderos machos, quedándose con las hembras.
Figura 4: Ovino intentan comer la viña y el bozal KI se lo impide
En el caso de productores frutícolas que nunca manejaron ovinos, nuestro consejo fue empezar con no más de 20 animales para aprender y desarrollar las habilidades necesarias. De esta forma el productor vio si estaba dispuesto a usar al ovino como medio de control de malezas y fertilizador natural del suelo. En todos los casos, los productores se sintieron cómodos con el trabajo que realizaba el ovino, dependiendo de los predios, hay productores que al poco tiempo adquirieron más ovinos para aumentar el área de trabajo y así ir dejando el uso de herbicidas y fertilizantes químicos.
Hay casos en que los productores tuvieron que cambiar la manera de trabajar los frutales, ya que por más que tuvieran los bozales, los ovinos seguían haciendo daños a los cultivos. Estos casos son por ejemplo en montes de citrus con pollera baja, en la cual los ovinos comían las polleras por estar contra el suelo. En vides plantadas muy bajas también nos encontramos con la misma dificultad. En estos casos los productores cambiaron la forma de poda de los cultivos para poder usar al ovino. Hay productores que no podían cambiar o no querían cambiar su manera de trabajo, sobre todo en vides y optaron por no usar ovinos en esas áreas.
V) Perspectivas a futuro
Vemos esta herramienta como una gran solución para la producción frutícola ya que el uso de herbicidas está mal visto y se está saturando. Decimos esto porque las mal llamadas malezas se volvieron resistentes al uso de herbicidas y los productores ya no encuentran solución a este problema. de la misma forma los consumidores están cada vez más informados y quieren saber qué se usa para producir el alimento que van a consumir, y tratan de comer productos producidos de manera más amigable con el medio ambiente.
Es por eso que vemos a los bozales Ki como una gran solución para producir frutas de manera más agroecológicas ya que logramos la integración de la agricultura y la ganadería en la producción frutícola algo que hasta ahora era imposible.
Es así que cerramos el ciclo de producción y utilización de productos internos al predio, dejando de depender en gran porcentaje de productos externos al predio y dejamos de contaminar el medio ambiente, al consumidor y a nosotros mismos. También pasamos a aumentar la rentabilidad de los predios al tener dos pisos de producción, en el suelo producción de carne, leche, lana según el uso que se le dé al ovino; y en el segundo piso estamos produciendo fruta.